Su salud, mi tranquilidad


Publicado el 22/10/2020, en Actualidad. Sin comentarios

Su salud, mi tranquilidad

Hoy por fin voy a dormir tranquila. Acabo de salir de noches y voy a por mi niña, María, para llevarla al cole.

Sé que mi pareja ya le ha hecho la medición de glucosa, le ha puesto la insulina y que, hoy, todo está bien. Y también sé que para mí a partir de hoy va a ser un día diferente ya que el colegio de mi niña ha contratado una enfermera. Eso me da tranquilidad y va a lograr que me vaya a dormir tranquila porque sé que mi niña, que aún no tiene sus glucemias muy estables, estará cuidada.

Hasta hace pocos días he tenido suerte. Su maestra, que hacía una sustitución por enfermedad, era muy receptiva y prestó mucha atención cuando le conté que María es diabética, los síntomas de las hipo e hiperglucemia, que había que estar especialmente muy pendiente de María porque, a sus tres añitos, le acabamos de retirar de su alimentación las cosas que más le gustan y está enfadada. Y dentro de su enfado busca comer precisamente los alimentos que más le perjudican. Tampoco puso objeciones a llamarme con urgencia en cuanto detectase algún síntoma e incluso aceptó hacerle las mediciones y ponerle ella la insulina si era necesario.

Pero se acabó la sustitución y se ha marchado del cole. Ha vuelto su maestra fija y aunque es encantadora tiene pánico a las agujas y tan solo mencionarle los síntomas que puede manifestar María he visto como su cara cambiaba de color. Reconozco su buena voluntad, pero soy más que consciente de que no puedo pedirle nada, no puedo enfadarme porque no quiera asumir una responsabilidad que no es de su competencia y para la que nadie la ha formado, no puedo dejar sobre sus hombros la responsabilidad de detectar una complicación porque ella es maestra, no enfermera y no se la debe obligar, ni es legal hacerlo, a ejercer de lo que no es.

Han sido días de angustia porque ya digo, María está en fase de aceptación de la enfermedad y aún no está estabilizada. Cada día de mis salidas de noches he pasado las mañanas dando vueltas alrededor del colegio para estar cerca por si me llamaban, para verla en el descanso jugando en el patio y ver que estaba bien, para, aun fuera del recinto, sentir de alguna manera que estaba cuidando a María.

Habrá quien píense que se me ha ido la cabeza, pero no he podido evitarlo y, la verdad, lo agradezco, porque uno de esos días uno de los amiguitos de María trepó por un lugar impracticable para cualquier persona y tuvo una herida muy fea en la cabeza. Su maestra y yo lo vimos al mismo tiempo y como me conoce me abrió y fui a atender al pequeño. Había perdido el conocimiento y sangraba abundantemente, además en el brazo tenía una fractura.

Atendí al niño hasta que fue trasladado al hospital y después atendí a su maestra, la pobre estaba nerviosa, hiperventilando y no hacía más que darme las gracias por haber estado allí, por hacerme cargo del pequeño, por cuidarla a ella…

Aunque ya nos lo avisaron hace días, ayer nos llamaron del cole para informarnos de que desde hoy Sanidad ha contratado una enfermera para el colegio que va a cuidar la salud de nuestros pequeños. Por fin han hecho el balance del coste-beneficio y han visto que la poca inversión económica real necesaria está más que compensada con los beneficios que para la salud de la infancia conlleva disponer de la enfermera en el colegio. Fue como quitarme una losa de encima y noté como mis pulmones se llenaban de aire. Era la sensación de la tranquilidad y más ahora, con la pandemia de la Covid-19.

Lo mejor es que esa enfermera, como depende de Sanidad, está en contacto con la enfermera de María de su centro de salud y las dos tienen acceso a su historia clínica y pueden hacer un adecuado seguimiento de María, va a atenderla si tiene una hipo o hiperglucemia, si se cae, si se detecta algún caso de Covid-19… Hoy por fin voy a poder descansar tranquila de la agotadora noche que he tenido en el hospital….

Ummmmm, ¡qué bien he dormido! Sé que tardé en dormirme, pero qué maravilla, he dormido genial y he tenido un sueño maravilloso que me ha llenado de felicidad. He soñado que, en el colegio de María, Sanidad contrataba a una enfermera y yo podía sentirme tranquila porque sabía que una profesional preparada y formada para ello cuidaba de mi hija. Lo único malo ha sido eso, que era solo un sueño. Como estoy de tardes voy a levantar a María, realizar nuestras rutinas diarias de cuidado de su diabetes y a seguir pendiente de ella mientras está en el cole.





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