Nos lo jugamos todo


Publicado el 24/05/2012, en Mayo verde. Sin comentarios

Yo no sé qué pasa, pero no nos movemos. Estamos desanimados, desesperados, o quizás es que ya no creemos en nada. Estamos presenciando el desmantelamiento del Estado de Bienestar, pero no hay reacción. Simplemente, estamos dejando hacer a los destructores de nuestro país tal y como lo conocemos.

Jubilación, Salud y Educación: los pilares de un modo de entender nuestra sociedad que están siendo dinamitados impunemente sin nuestra aprobación. Los trabajadores y los ciudadanos estamos permitiendo, impávidos, la pérdida de conquistas sociales y derechos laborales de 20 o 25 años. Como profesionales, nos estamos jugando el trabajo y, como ciudadanos, estamos dejando que desaparezca, sin hacer nada, nuestro Estado de Bienestar y uno de los mejores Sistemas Nacionales de Salud del mundo.

Sí, que no te engañen con propaganda: España ha estado hasta ahora entre los mejores Sistemas de Salud mundiales. Y no, un Sistema de Salud no tiene que ser rentable: es un servicio público, no una empresa.

Los que siempre han buscado acabar con el Estado de Bienestar (ya sea por avaricia, por corrupción política, por esa ideología psicopática de las finanzas depredadoras sin escrúpulos…) están usando la crisis económica como una excusa para destruirlo ante nuestros ojos. Lo hacen de manera sibilina, ahora desde Madrid, ahora en las Comunidades Autónomas…; pero de una manera claramente organizada están recortando nuestro Estado del Bienestar, paso a paso, como en episodios de una novela por entregas cuyo final es un futuro que pinta muy negro. Negrísimo. Ten por seguro que no deseas adonde nos llevan.

Los déspotas están actuando sin negociación alguna con nosotros los afectados. Simplemente, nos anuncian los recortes y retrocesos una vez consumados, incluso con la desfachatez de ruedas de prensa en la que no se permiten preguntas. Eso, cuando no te enteras por el BOE. Y la legislación que están imponiendo ahora es nada más y nada menos que lo que va a ser nuestra Seguridad Social y nuestro Sistema Nacional de Salud en los próximos 25 años.

Son los de nuestra vejez y los de nuestros hijos. Y nos estamos quedando fuera de estas decisiones.

¿Acaso no lo estás viendo por ti mismo? Solo en la sanidad ya llevamos cuatro bajadas del sueldo, aunque trabajemos más. Ya no contratan profesionales y los jóvenes, más que nunca, salen de la facultad directos al paro. Y están retirando servicios a dependientes. Y falta material. Y cierran centros. Y están retirando cobertura a enfermos crónicos. Y ya hay repago. Y la sanidad ya ha dejado de ser universal, un pilar intocable que está en la Constitución.

Y la educación está en retroceso, con aulas saturadas, recortes de las becas, cese de investigadores… Y la edad de jubilación aumenta mientras los abuelos han de asumir el repago con sus raquíticas pensiones…

Y encima, a los trabajadores públicos nos difaman e insultan en una campaña de desprestigio ante la opinión pública, como si fuéramos una especie de vagos de oficina profesionales. Ya basta de «cafelito y periódico», decía hace poco todo un alto cargo. «Hay demasiados funcionarios» es el mensaje machacón y que ya ha calado de ciertos medios indignos de ser llamados periodismo. Los trabajadores públicos son criticados como parásitos y rémoras de una sociedad a la que en realidad están sirviendo como enfermeras, médicos, bomberos, cuerpos de seguridad, protección civil, maestros, abogados del estado, carteros, salvamento marítimo…

Pero para otras cosas, como para esa banca que sabemos culpable de todo, bien que hay de nuestro dinero. Dinero público sin parar, a manos llenas y una y otra vez.

Esto no se va a detener aquí, ni mucho menos. Por eso tenemos que hacer algo. Si no podemos evitar los recortes, sí podemos influir en cómo se gestionan. Tenemos que intentarlo. Pero para ello es indispensable mostrar nuestro poder, hay que movilizarse y demostrar que somos una voz.

Los profesionales de enfermería tenemos que mostrarnos unidos, fuertes y con la influencia que tenemos como colectivo, que es mucha si la queramos ejercer. Tenemos que acudir a Madrid en masa, dar un puñetazo en esa mesa a la que ni siquiera se han dignado llamarnos. Protestar. Apúntate el 26 de mayo. Movámonos a Madrid y plantemos cara al Ministerio. Hay que decir: «Basta».

Chus S. Outeiral, enfermera





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