Día Internacional de la Enfermería: Nuevas necesidades de los usuarios, nuevos retos en enfermería #Xtusalud


Publicado el 07/05/2014, en Colaboraciones, Enfermería hoy. Sin comentarios

Lola Montalvo, autora de Lola Montalvo. Enfermería es nuestra colaboradora de hoy en “Lo que enfermería puede hacer por los ciudadanos, #Xtusalud”. En este post reflexiona sobre la situación actual de enfermería en España, lo que se puede y debe mejorar y el punto fuerte que es la prestación de cuidados a los ciudadanos.

Me animo a participar en la iniciativa que propone SOY ENFERMERA para el Día Mundial de la Enfermería que se celebra el 12 de mayo. El lema que sustenta esta iniciativa es:

«Lo que enfermería puede hacer por los ciudadanos»

Creo que, antes que nada, necesito reivindicar una vez más el papel de la Enfermería en la Sanidad en general en cuanto a Cuidados, sí pero… ¿ante quien quiero reivindicarlo? ¿Ante los usuarios y pacientes…? ¿Ante las administraciones? ¿Ante otros colectivos del ámbito sanitario? ¿Ante mis propios compañeros? ¿Ante todos al mismo tiempo?

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Imagen «Espigas» (C) Pau Prada

Enfermería no es valorada en todo lo que de verdad representa… Este año seguimos igual que el anterior. Nuestros avances van a ritmo de yenca. Seguimos topando con muros y techos de cristal, pero Enfermería sigue empeñada en avanzar. Como debe ser, por otra parte.

  • Las administraciones no nos reconocen nuestro verdadero papel en la cotidianidad de nuestra labor, en hospitales, centros de atención primaria, residencias, No tenemos las especialidades que precisamos para el buen desempeño de nuestra labor y las que tenemos no tienen refrendo en puestos y salario. ¡Por favor, si en algunos sitios se nos sigue llamando ATS…!
  • No se nos reconoce «todavía» nuestra capacidad de prescripción. Otro muro.
  • No se nos reconoce «todavía» nuestra capacidad de actuar de forma independiente con respecto a otros profesionales a los que se nos suele seguir poniendo como «jefes oficiosos» de la misma escala jerárquica y se nos sigue considerando como «ayudantes» y obedientes ciegos a «todo tipo de orden». Así, y tal como lo afirmo, se nos sigue discutiendo nuestra capacidad de cuestionar ciertas órdenes facultativas… —hasta entre nuestros propios colegas se pone en duda esta cuestión—.
  • En Facultades y Escuelas no nos forman los mejores. Ni nos formas enfermeros…
  • No se nos ve aún como doctores. Yo no tengo el doctorado y es posible que no lo tenga nunca, pero otros muchos compañeros (cada día más, sí), de tal forma que en algunas salas y consultas y residencias el único doctor/doctora es el profesional de enfermería.

Sí, nos faltan muchísimas cuestiones por resolver. Tenemos que retirar palos en nuestras ruedas, palos que en demasiadas ocasiones nos ponemos nosotros mismos. Sí… el inmovilismo, el pacatanismo y el servilismo de determinadas «facciones enfermeras» a las que les sigue dando «gustito profesional» el traer cafés y poner batas a otros y otras, no sólo de forma real, si no en esencia. Pido que se entienda de forma literal, por favor, soy muy crítica con esos profesionales y quiero que se capte la idea a la perfección. «Respeto a otros profesionales» y «servilismo» son conceptos distintos y ¿opuestos?

Pero nosotros, la gran mayoría de la Enfermería, seguimos motivados con las necesidades de nuestros pacientes, de los usuarios de los servicios de salud, de los ciudadanos, de nuestros conciudadanos. Sí, la mayoría de nosotros seguimos preocupados en qué es lo que precisan nuestros pacientes, porque ellos son el sentido de nuestra labor. Nuestras luchas por todo lo expuesto más arriba sólo van/deberían ir justificadas por ellos, para mejorar nuestra capacidad de trabajo, nuestro aporte en el equipo. Nuestros pacientes y usuarios. No perdamos nuestro objetivo, nuestra verdadera meta.

Ya encaminada la idea, entonces me planteo:

¿Qué necesitan de nosotros como enfermeros, qué podemos hacer por los ciudadanos?

En los últimos años, los ciudadanos, en general están mejor formados, tienen más conocimientos, saben desenvolverse mejor en todos los ámbitos sociosanitarios, pero… pero enferman igual. Cuando una persona enferma siempre tiene las mismas necesidades de información, necesita cuidados (aunque, por supuesto, no siempre los mismos, necesito aclararlo) y apoyo. Enfermería está perfectamente capacitada para proporcionar todo esto y más, en el entorno de un equipo de salud, sea este más grande o complejo, como si, por el contrario, sólo está formado por dos profesionales (algo que sucede con harta frecuencia en pueblos pequeños).

Creo que todas las enfermeras en general adolecemos en estos tiempos de ciertos excesos y ciertas carencias… nos movemos por las redes con total soltura, flotamos en el 2.0 sin necesidad de paracaídas, nos intercambiamos post y links; retuiteamos y colgamos información sin hartazgo. Analizamos, feedbackeamos, emponderamos, reorientamos y nos enredamos en miles de estrategias con metas a corto, medio y largo plazo…

Sí… Todo esto está muy bien. Yo soy la primera que me he lanzado de cabeza a este mundo fascinante.

Pero seguimos teniendo pacientes que no saben cómo actuar con su diabetes o que han sido dados de alta y no saben ponerse una insulina o hacerse una glucemia capilar; como cuidar su corazón infartado; pacientes crónicos que no saben para qué sirve la medicación que toma. Pacientes con diversos tipos de ERC que no saben para qué sirven sus riñones ni qué importancia tiene la dieta para su proceso. Creo que nos excedemos en avanzar en los nuevos mundos del «dospuntocerismo» y en el camino se nos pierden algunos pacientes… creo que muchos ¿Cuánto es «muchos»?, se me puede preguntar. Y respondo: pues todo lo que suponga 1 o igual a 1. Eso es, para mí, mucho.

No todos nuestros pacientes y usuarios viven en grandes ciudades, tienen ordenador y saben navegar con los medios que proporcionan las nuevas tecnologías. Muchos de nuestros pacientes no precisan nada de eso… Nos precisan a nosotros, los profesionales de la salud, los enfermeros; nos precisan cercanos, cotidianos, accesibles; nos necesitan sentados a su lado y que expliquemos una y mil veces su alimentación y para qué sirve en su proceso. Que les ayudemos a programar dietas y medicación. Que les enseñemos a ponerse la insulina, a partir la pastillita, a curase la úlcera ésa que ya en cirugía han dado por perdida; que ayudemos a llevar esos cuidados cotidianos que realizan un día y otro, a veces más solos que la una. Que reciban los mismos cuidados paliativos que los pacientes de ciudad, con sus flamantes unidades hospitalarias más necesarias cada día.

Creo que, en algunos sentidos, por parte de la Enfermería actual intentamos volar tan alto, que nos alejamos de la superficie terrenal que no supone otra cosa que los problemas verdaderos de los pacientes a los que las altas tecnologías no solo les resultan un algo desconocido, sino que además les da igual.

¿Debemos dejar atrás a los que no son capaces de seguirnos? Nos obcecamos (¡no sin razón, ojo!) en diseñar app’s y portales que ayuden al paciente en su cotidianidad, queremos ser punteros para proporcionar soluciones a los devenires cotidianos de nuestros pacientes con conocimientos punteros…, y eso está muy bien, por supuesto, pero en la sombra se nos quedan los que no saben nada de esto.

¿Qué quiero decir?

Qué podemos aportar ayuda y nuevas salidas a todos nuestros pacientes, a todos, pero a cada uno en la medida de sus necesidades. Adaptarnos, por supuesto, a los que más nos reclaman en el ámbito de las nuevas tecnologías y de las nuevas modalidades de acceso a la información, pero jamás dejar atrás a los nuevos analfabetos sociales, esas personas que desconocen estos sistemas y que no disponen de soportes en su ámbito cotidiano.

Pero sobre todo creo que lo que más necesitan nuestros pacientes-usuarios es INFORMACIÓN… Información sencilla, asequible, completa, práctica. Y Re-Información, es decir, refuerzo constante y asesoría permanente, reciclaje…

En mi espacio me escriben pacientes que han salido de las consultas médicas (sobre todo, pero también de enfermería) sin saber qué pueden o no comer, que sólo comen pollo porque son diabéticos, que siguen creyendo que hace ejercicio teniendo una fístula AV o un catéter de diálisis peritoneal les puede perjudicar. Que no saben cómo tomar la medicación. Que han escuchado de boca de sus médicos palabras como creatinina, potasio, fósforo y PTH pero no saben asimilarlas a su cuidado cotidiano.

Esto me parece un fracaso por nuestra parte.

Hace unos años, quizá no demasiados, la relación médico-paciente era paternalista; el paciente no debía saber y sólo se debía dejar llevar y aconsejar por el conocimiento médico. Hoy la relación ha cambiado, el paciente exige y debe tener toda la información, todos los datos, dejarle elegir y decidir su tratamiento, negociar — si esa es la palabra adecuada— sus cuidados con nosotros. Pero en algunos casos no utilizamos las herramientas que nos permitan determinar lo que el paciente ha entendido y lo que no, qué uso le va a dar a esos datos lanzados a través de un escritorio médico o de enfermería como si fueran proyectiles.

Por otro lado, la crisis, la dichosa crisis, hace que seamos menos personal en general, que tengamos menos recursos que aportar a nuestros pacientes; es verdad. Eso nos deja en una posición complicada para llevar a cabo nuestra labor cotidiana. Pero no debemos olvidar que lo primero son nuestros pacientes-usuarios. Eso es lo que nos hace mejores profesionales: adaptarnos a la adversidad y seguir proporcionando cuidados de calidad aunque nos estrujen a recortes. Ya sufren muchos ciudadanos enfermos estos recortes y repagos en sus carnes, ya. Y por ello nuestra profesionalidad debe ser impecable. Protestar hasta desgañitarnos, salir a la calle, denunciar… lo que sea. Pero nuestros cuidados y nuestro trabajo deben seguir impecable.

Este es mi aporte. Estoy muy orgullosa de mi profesión, muy orgullosa. Enfermería ha conseguido muchísimo en muy poco tiempo y los límites de lo que puede lograr no nos los pueden imponer. Aún queda mucho por lograr. Pero en este camino, que en algunos casos está resultando encarnizado (no exagero) no podemos sacrificar lo que nos da sentido. Las personas para las que trabajamos.

Y, por ahora, nada más. Cuidaos, por favor…





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